El girasol (Helianthus annuus) es un cultivo herbáceo original de América del Norte. Es un cultivo anual que se cultiva principalmente como planta oleaginosa o alimenticia. Las fechas de plantación dependen de la zona de cultivo.
El girasol se está convirtiendo en una de las alternativas con mayor interés dentro de las rotaciones de cultivos, con una superficie al alza en los últimos años.
Castilla-León es la Comunidad con mayor superficie de cultivo, 255.000 Has en 2020, seguida de Andalucía con 215.000 Has y Castilla la Mancha con 158.000 Has.
El ciclo de vida de un girasol se puede resumir en 6 fases:
CARACTERÍSTICAS DE LA PLANTA
PREPARACIÓN SIEMBRA DEL GIRASOL
Para asegurar una buena cosecha, una tarea importante es la preparación del suelo para la semilla y conseguir que el crecimiento sea homogéneo (para una producción óptima hay que sembrar entre 65.000 y 70.000 semillas por hectárea). La cantidad de kilos y el porcentaje de grasa, mejoran con una sementera realizada con un marco adecuado. El número de plantas reales en cosecha tienen una reducción muchas veces importante, con pérdidas de entre el 5 y el 20% por problemas como la compactación de suelo, los pájaros o el gusano gris. La siembra se puede realizar de varias formas;
Evitar la compactación del suelo como situación comprometida para evitar problemas.
El cultivo del girasol no es muy exigente respecto al tipo de suelo. Tolera pH de 6,5 a 8, aunque se desarrolla mejor en suelos básicos.
La fertilización es muy importante en el girasol para el buen desarrollo de la planta y conseguir una producción de pipas con un índice elevado en aceite. La calidad del aceite viene marcada por la importancia del girasol alto oleico, con contenidos en ácido oleico por encima del 80%, a lo que se unen otros ácidos grasos insaturados como el linoleico y el contenido de ácidos omega 6 y omega 9.
Para ello, es necesario realizar un adecuado aporte de NITRÓGENO, FÓSFORO, POTASIO Y AZUFRE. Hay que tener en cuenta que para producir una tonelada de pipas de girasol necesitamos una fertilización media de entre 30 y 40 kilos por hectárea de nitrógeno, de 15 a 20 kilos por hectárea de fósforo y de 30 a 40 kilos por hectárea de potasa. La potasa es muy importante en el girasol pues es el elemento fertilizante que proporciona el nivel de grasa en la pipa.
Un micronutriente fundamental y a veces olvidado en el desarrollo del cultivo de girasol es el BORO. Exige unas necesidades de 165 gr/tn de cosecha. Su función principal es, durante la floración, ayudar a que el cuajado de las flores sea mejor. También cumple, junto con el calcio, un papel importante en la producción de lignina y hemicelulosa, componentes que dan estructura a la planta.
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