
Bases fisiológicas del daño solar y la deshidratación de tejidos vegetales
Todos los vegetales están expuestos a la luz solar, la radiación solar es energía emitida por el Sol en forma de ondas electromagnéticas, con un espectro que abarca desde rayos ultravioleta (UV) hasta infrarrojos (IR). Solo el 40-45% de esta radiación alcanza la superficie terrestre como luz visible (400-700 nm), crucial para la vida vegetal, conocida como radiación fotosintéticamente activa (RFA).
La atmósfera filtra parte de la radiación mediante absorción, dispersión y reflexión. Componentes como el ozono (que bloquea el 100% de los rayos UVC y parte de los UVB), vapor de agua, CO₂ y aerosoles, reducen su intensidad.
Las plantas transforman la RFA en energía química mediante la fotosíntesis. Los pigmentos como la clorofila absorben preferentemente longitudes de onda azul (430-450 nm) y roja (640-680 nm), mientras reflejan el verde.
Cuando los mecanismos naturales de filtro de radiación no son del todo eficientes, recibimos un exceso de radiación solar UVA-UVB. Este hecho, sumado a unas condiciones de temperatura extremadamente elevadas, provocan daños importantes e irreversibles en los tejidos (piel) de los frutos, mermando su calidad comercial y provocando importantes pérdidas económicas a los agricultores.
Los daños solares sobre la fruta más habituales son:
- Maduración prematura: aceleración del proceso natural de maduración de los frutos, lo que en muchas ocasiones puede hacer que se ablanden en exceso (se produce una desincronización entre la división celular y el proceso de acumulación de fotoasimilados), como resultado, se vuelven más blandos, pierden su textura crujiente y son menos sabrosos.
- Deshidratación: pérdida excesiva de agua en los frutos, lo que hace que se sequen y pierdan su jugosidad. Si la deshidratación es excesiva, pueden perder incluso su forma y arrugarse.
- Manchas y decoloración en la piel: daños directos sobre la piel de los frutos, ocasionando lesiones que merman su calidad comercial y devalúan su precio de mercado.
- Pérdida de nutrientes: se pueden degradar nutrientes en los frutos, perdiendo parte de su valor nutricional.
A continuación, os compartimos un cuadro resumen según la intensidad de la radiación UV (W/m2) y la sensibilidad biológica teniendo en cuenta el tiempo:
Nivel UV | Categoría | Tiempo para daños en frutas |
1-2 | Bajo | Sin riesgo |
3-5 | Moderado | Horas de exposición continua |
6-7 | Alto | 1-2 horas |
8-10 | Muy alto | 30-60 minutos. |
11+ | Extremo | Menos de 30 minutos |
A continuación, la escala de riesgo UV en frutas: (se recomienda actuar a partir de nivel UV 6):
Nivel UV | Intensidad | Efectos clave | Medidas preventivas |
1-2 | Baja | Sin daños visibles | Sin acciones necesarias |
3-5 | Moderada | Quemaduras leves en frutas sensibles | Monitoreo en variedades vulnerables |
6-7 | Alta | Decoloración y pérdida de firmeza | TRATAMIENTO CON BLOQUEADORES SOLARES |
8-10 | Muy Alta | Grietas, necrosis y caída prematura | |
11+ | Extrema | Pérdida masiva de cultivos |
Hasta ahora hemos descrito los efectos, pero profundicemos en las causas que lo producen:
- Sobrecalentamiento de los tejidos: la radiación solar directa eleva la temperatura de las capas superficiales de la piel del fruto, pudiendo superar en algunos casos los 45-50ºC. Como consecuencia de esta subida térmica brusca, la piel y los tejidos por debajo de esta, se deshidratan y mueren, formando áreas hundidas, decoloradas y corchosas (“piel de papel”).
Las células de estos tejidos generan una respuesta de aclimatación negativa en la que encontramos:
- Deshidratación acelerada: aumenta la tasa de transpiración, se produce una pérdida de agua, las células colapsan y se generan áreas hundidas y piel de papel.
- Daño a membranas y proteínas: generando cambios en la estructura de las membranas, las proteínas esenciales de la fotosíntesis (Rubisco, etc.) pierden su función y se agregan proteínas insolubles, que podemos visualizar como manchas translúcidas.
- Acumulación de sustancias tóxicas: Las células dañadas liberan compuestos que se oxidan con el calor, generando pigmentos marrones (necrosis).
- Fotoxidación: se produce la degradación de pigmentos (como clorofila y antocianinas) y lípidos de las membranas celulares. Este proceso degradativo, genera especies reactivas del oxígeno (ROS) que dañan a las células, provocando “quemaduras”
- Degradación de clorofila > manchas amarillas / blancas (ej. en manzanas).
- Oxidación de antocianinas > áreas pardas o grisáceas (ej. en uvas).
LA CUTÍCULA, ENVOLTORIO DINÁMICO QUE MODULA LA INTERACCIÓN LUZ-PLANTA
Para minimizar los efectos dañinos de la radiación UV y la temperatura, es sumamente importante potenciar y enriquecer el órgano vegetal más importante, que da al fruto y la hoja, la capacidad de “soportar” las condiciones extremas: la cutícula.
La cutícula en las plantas, es una capa protectora esencial que cubre las superficies externas de órganos como hojas, tallos y frutos. Se trata de un “envoltorio” dinámico, que modula la interacción luz-planta, mediante estrategias físicas y bioquímicas.
Supone una barrera efectiva contra la pérdida de agua, ofreciendo protección física que otorga resistencia frente a patógenos y química inhibiendo el crecimiento microbiano.

Ofrece protección eficiente frente a factores ambientales adversos, resistencia a la radiación UV y se presenta como un escudo contra abrasiones, viento, lluvia y partículas externas. Por otro lado, refleja parte de la luz solar y ayuda a mantener una temperatura adecuada en los tejidos, evitando el sobrecalentamiento.
TRECK, regenerador cuticular para minimizar los daños solares y deshidrataciones, como consecuencia de la radiación UV y la temperatura excesiva.
Desde DFINNOVA, y como siempre, profundizando en el conocimiento en fisiología vegetal y su aplicación a través de soluciones tecnológicas, hemos desarrollado TRECK, que trabaja sobre la cutícula, activando su regeneración constante (aumentando su grosor y firmeza) y generando una barrera física adicional para facilitar la reflexión solar y disminuir la absorción de calor y la deshidratación de tejidos. Protege de las heridas ayudando a su cicatrización y evitando los procesos de necrosis por deshidratación.
TRECK, minimiza las pérdidas de frutos en pre y post-cosecha, aumentando el rendimiento y calidad de los frutos. No produce manchado sobre los tejidos, ni altera la calidad organoléptica de los frutos. Se fundamenta en la tecnología exclusiva SCi, que combina un complejo cóctel de lípidos de membrana y ceras naturales biodegradables.
TRECK, presenta compatibilidad de manejo con las prácticas agrícolas habituales y no interfiere en la transpiración normal, ni en la fotosíntesis.
Si te ha surgido alguna duda sobre, por ejemplo, la adaptación vegetal al exceso de radiación solar, las alteraciones fisiológicas por calor en frutas, las causas de la piel de papel en frutos o sobre las consecuencias del exceso de sol en frutas, escríbenos, o contacta con tu punto de distribución de DFINNOVA más cercano. ¡Estaremos encantados de atenderte!